a
Porque nací vieja vi los techos antes que los cimientos
Y las copas de los árboles antes que las raíces hundidas
De imaginar un mundo cualquiera los días rojos dieron panes
Y el mundo de las apariencias contrajo sífilis y demencia en prostíbulos
Se creó un big-bang a medida y entonces el sol salió dos veces en esa
aurora
Si había perros aullando a nadie le importó
Si los fuegos de una mujer salieron por sus ojos e incendiaron el muelle
A nadie le importó
Ahora que las lámparas de gas han emigrado al cielo
Descubren en lontananza una flor muy rara
Se acaba el fulgor, se quema la tierra, el agua se evapora
b
Nada es demasiado bello,
El horror a derecha e izquierda combate con igual máscara
Y Nosotros, que lo hemos visto todo,
Que nos hemos comido los ojos en alguna fiesta negra
Que hemos llorado lágrimas de sangre,
y con la misma indiferencia,
bebido el néctar,
para ver si en el dorso también amábamos.
Nos sentamos a la vera de un camino de tierra
en un pueblo apartado del mundo
al que nadie llegaría voluntariamente
nos damos las dedos, hasta agarrarnos
las manos
y en ese gesto, humilde que de simple
no tiene nada,
sabemos, como a quien un dios se le
revela,
que juntar las mano a cierta hora de
la tarde
puede salvarte la vida unas cuantas
veces
y darle al mundo una razón,
aunque no sea más que una,
para seguir dando vueltas
c
porque en la noche oscura el resplandor vimos
creímos que era oro y corrimos a desenterrarlo
en mitad de la noche, negras como mi alma de luto,
dimos cuenta apenitas quisimos tocarlo que no era
eso sino quimeras
dormidos y caminando
arrodillados ante todo
siendo de la espiga abierta más que solidarios
humillados ante el asombro de habernos creído altivos
retornados de abismos servidos en porcelana
desangrados,
los versos uno a uno engarzados en una aguja
dedos que amontonados parece manos
de las iras he aprendido que también pueden ser poemas
d
Suena el tambor bajo la tierra
se estremece mi mesa de trabajo
algo me atraviesa las manos y me impulsa
a encender un sueño que hubiera permanecido siempre apagado
si yo, ahora, no estuviera trabajando
dispuesta a ser escrita por la mano que mece al mundo
a escuchar las voces que a otros no les hablan
a perdonarme la locura que incuba a la poesía
si todo eso no pasara, no hubiera aprendido
que escandir el verso, es una labor de labriego,
por eso, a la primera hora,
recuerdo a la espiga de trigo
ése es mi símbolo religioso
entre un dios de dimensiones desmesuradas
elijo
allabrador
alaguador
y cuando ellos se ausentan,
(porque hasta los hombres a veces fallan
en la tarea de administrar la divinidad)
y las mujeres han sido desvestidas de esas tareas
elijo al animal que,
sueltas las riendas,
no correrá desbocado
y aún si lo hiciera, volverá a su hora
y será, entre todos los seres de sangre,
el que guarde el secreto equilibrio
el que en el cuadro verde
serene el caos
al caer el ocaso
e
Si ahora yo tuviera tu mano,
Si me aferrara a ella
Estoy segura que escribiría una obra perfecta
Pero no la tengo,
Y en la ausencia de la piedra que para mí sería gozne
Por donde darle la vuelta al mundo
El quietismo y la inercia me desvían los ojos
Si tu mano fuera el punto de apoyo donde yo pudiera
Dar vuelta al mundo los dos habríamos dado por ganado el día
Yo porque hubiera hecho de esa, tu mano, el punto de equilibrio.
Vos también habrías ganado,
porque yo confiaría el mundo al cuidado de tus manos
Y estoy segura que lo mimarías como a un niño
f
Hoy he visto a madame La morT, está feliz,
sentada en su silla de jardín riega con un hilo de agua las plantas
Quien diría de ella que se ocupa de mantener viva la vida
Me ha dicho esas cosas sobre el agua, sobre el curso que ella recorre
Silenciosa la he escuchado hablar,
Con ampulosas palabras dichas en la boca sonriente
Dejada la pesada noche detrás de la puerta
Su propia noche que siempre la espera
Señalado lo cerrado como un muro
No dejes de mirar la pared mientras por ella corre el agua
No dejes de escapar día a día de lo que hubiera sido tu destino
Si al lado de mí, de ella, te hubieras quedado.
LamorT sigue sin confesar su pesar, pero hablamos, nos decimos cosas en
voz baja
Nadie nos escucha de todos modos,
No hay nadie cerca, ni humano ni
sin humanidad
No estaríamos haciendo lo que
hacemos sin la ausencia de todos
Ella me seduce, ella me dice cosas, las palabras es su modo de acercarme
a ella
Su manera de mostrarme la puerta entreabierta
Las rodillas separadas
Los pies torcidos, hundidos en el agua
Cualquier agua es un canal abierto, el hilo que corre en el río es
también la vida
Cualquier agua es un canal abierto, el hilo que corre en la letrina es
también la vida
g
Retumba en mis ojos una campana que aturde
El dolor del desgarro se expande tibiamente
El silencio del dolor es extravagante
como el amor que nos une
Un rayo de hielo atraviesa la mirada
Algo muere para siempre
se cuela por el hueco vacío de tu abrazo
que aún está caliente, arde
cabalgamos sobre la precaria humanidad de carne
Mañana amaré, perdonaré y olvidaré en exceso
Mañana el día volverá a latir un tiempo irreal
Mañana cuando esos lazos no estén
acunando mi cuerpo en la aurora
Crecerá el tiempo sin medida
Algo huele a sumergirse en el agua y aguantar la respiración
los minutos y las horas caen grano a grano
el momento en que te pierdo
el horror de volver a encontrarte al cabo del tiempo
esa incomoda lumbre se avivará en el ocaso
el ciclo se circunda y nos atrapa
el centro es siempre ese misterio que aúlla
y una y otra vez nos atrapa
la balanza oscila hasta inclinarse del todo
Nunca me acostumbraré a tus modos de lejanías
Ni a la ausencia de tu cuerpo
Ni al dolor de la partida
Ni al vacío que dejas cada vez que te alejas
Cada vez que decimos adiós
j
Para saber ¿qué cosa?
Decir historia y ver tus ojos
Decir tiempo y sentir tus manos
Decir sexo y escuchar tus sonrisas amuchadas
Las artes de los colores de los sonidos
De los olores de las penas de las noches vacías
Todas las cosas que habían sueltas han ido a parar
A un costurero de mimbre donde una hada vieja
Sutura con hilo invisible las partes rotas
Las alas rotas, los silencios, los errores
Para la hora en la que el sol se vaya
No habrá nada que no merezca un cuento
Una copa, y ¿un porqué no?
La poesía
No da conocimiento
No da tranquilidad
No alberga
Por eso mismo la risa de la hiena
En ella se hace eco y melodía.
k
Por ser otoño no había sueños
Por ser verano no había noches
Un ojo blando, añejado en serio
Y así dos manos y una boca
Dieron una nota angelada
Si era un hombre, si era un cielo
O si las vueltas de las palabras te nombraban
Acaso que importa, acaso la hora triste ha muerto
Así de esa voz ronca que te anuncia
De este oído torpe que te escucha
Nada ha quedado sobre la mesa
Todo se ha vuelto casa debajo de ella
Debajo de la mesa todavía no nos hemos amado
Allí te espero para inventar una cueva donde guarecernos
l
las calles se han vestido de tu ausencia
por el cristal corre la gota de la tristeza
tan llenas de perdones de hojas secas
que avisan la cadencia del tiempo
si hubo sol no lo vimos
si acaso noche, tampoco,
el ojo cegado,
la montaña blanca
las copas rotas
la sangre corrida
y esa sombra que era la vida
todo ha ido tras del velo que cubre la primavera
ya no hay rosas
las espinas han ganado el lecho
no es un adiós como otros
de llantos
de noches frías
ha muerto la poesía que te esperaba
tiritando en el umbral silencioso
una armadura hecha de sueños
y un soplo de viento que ha congelado los huesos