Escribo para trovar tu
momento
Bebe alguien de la
piel de la tierra
Unos sorbos de agua,
de sangre,
de tibieza
Y son sus ojos los que
encuentran la puerta
Que te libera
niño,
hombre,
anciano de tu pasado
Por jugar al juego de
la conciencia te ves cenizas recayendo en el
paisaje
Y ves la Patagonia
entera, hecha tierra hembra, abandonarse
al abrazo del mar para siempre.
No hay piedrita que no
te duela,
con cada dolorcito construís la muralla.
Marcas del linde entre
esa eternidad que ya no existe y la aurora que ilumina los días inciertos.
Su-tu historia es un
día,
un año
un tiempo,
¿quién lo diría?
quién callaría
y un bollo de silencio con todo haría
Ir a buscar tan lejos
un adiós interminable,
Para traerlo enredado
en el pelo y en los los los
Volverás deshojando el
silencio, acaso
sin saber,
que desnudar el tallo servirá de espejo negro a
tu alma
que seguirá tiritando
de frío.