2011
Escuchabas tararear una trova y no la estabas
entendiendo, no la estabas sabiendo escuchar, no estabas poniendo el oído dónde
sonaba la cuerda y yo tampoco. Nada de teorías atonales, un simple desacuerdo
de esos fundamentales, que nos hubiéramos querido querer pero mejor lo dejamos
para otro día. Era tarde entonces pero igual soñabas y dentro de ese sueño
había otro sueño en el que estabas ahí diciendo, me caí entre los dos
continentes en el medio del océano y no me ahogué porque nadé hasta la próxima
tierra; estabas tan contento de haber sobrevivido, agua, demasiada agua bajo el
puente. Aguas que decanten poco a poco la lluvia que todavía no ha dejado de lloverte-me
por dentro.
No hay adentro o afuera decías y el otro oído escuchó
con atención y llamó al tercer oído que todavía no era el musical, para que el
coro no estuviera en las voces sino en las escuchas. Era un sueño anormal sobre
todo porque estando despierto no sabias muy bien qué hacer ni con los oídos ni
con los sueños dentro de otros sueños ni con las notas musicales que no estaban
sonando. No tiene fuerza suficiente no tiene poética que sustente, casi no
tiene lógica dijo y otra voz dijo y otra voz dijo y a medida que sonaban las
voces los oídos aparecían, algunos crecían otros empequeñecían otros planeaba largas
escuchas como telefónicas, otros oídos no hacían nada porque estaban aquietados
como muertitos. Las voces que usaste estaban todas aterciopeladas pero sin preciosismos,
algunos dicen que así son las lenguas de los gatos yo prefiero pensar en tu piel
tesorito y en tu peine rojo al que le faltaba un diente.
No hay poética que sustente la muerte lenta de tu
ausencia ni la estela que has dejado cuando te has ido de mañana tan tan
temprano; sé que planeás un largo regreso en cámara lenta, sé que estarás atrás
de alguna puerta cuando al cerrarse se me alarmen las disquisiciones y ya no
sea tiempo de andarte entendiendo ni de andarte hilando nada. Entonces habrá un
zumbido como de avispa y algo se hará miel entre tus manos y te ensuciará los
dedos y dejarás de ser un aeropuerto donde aterrizo, dejarás de creerte un músico
dramático, un año entero en el que no nos vimos, un juego en el que gano aunque
no quiera y vos te das por perdido.
Antes hubiera sido diferente decías, otra vez antes y
después ahora y más luego, esa forma de temporizar me agotaba, sabías que me
agotaba pero vos querías seguir insistiendo con eso. Bajaste por la pendiente
más alta de esa noche. No te vi irte, es cierto, pero sabía que estabas en eso
de volcarte, de desbocarte a solas que no querías compañías y está bien estar
solo sola a solas y está mal andarse reprochando como si todo fuera un vértigo
un susto un mal hábito de higiene.
Salir del tiempo y entrar a la temporalidad que se
hace bucle, eso sigue siendo muy difícil, también lo de encontrarnos en las
palabras en tiempo real, digo tiempo de ahora no de hace diez años, creo que
eso te sigue latiendo aburrido y tristecito. Con el diente del peine hiciste un
chiste, primero fue eso pero después fue un largo preámbulo de cómo y de qué
manera se te fueron cayendo a vos los dientes cuando eras chico, seguiste por
el camino de las analogías y te creíste peine por todo un día. Peine al que le faltaba
un diente, dale usáme peináte conmigo decías, que estabas defectuoso pero que igual
servías.
No tirabas el objeto porque de alguna forma te
recordaba a vos mismo y estabas a punto de inaugurar uno de esos museos de
cosas raras, un museo de peines que han sido muy importantes para alguien
decías, porque en el fondo ese objeto se parecía mucho pero mucho a lo que
fuiste en esos días más que nada por lo colorado. Estabas tan enamorado del
color del peine que no me veías ni a rayas a través de los dientes.
Cómo abrir la trama entonces, cómo no dejarse
arrastrar por la muerte tan temida que nos tenía como rehenes. Aún estamos a
tiempo de abrir el juego decías, aún a tiempo, aún estamos, abrir el tiempo del
juego, tantas formas de acomodar la sintaxis sin decir lo que a lo mejor deberíamos
haber dicho. Aunque siguiendo tu plan de shhhh calladito, creo que por fin he
llegado al rincón aquél del que hablábamos cuando las palabras tenían todavía
un solo sentido, cuando se estiraban como el elástico de tus prendas íntimas y
te chicoteaban contra la piel húmeda.
Los sueños dentro de sueños siguen siendo mi-tu juego
preferido porque se brotan como la neurosis como los naranjos en el invierno
como los años de la conquista histórica decías, de las compañías de Jesús;
tanta conquista que no quedó en el tintero y ahora no alcanza para llenar los
huecos que te hiciste. Le pusiste un peca a cada pocito para disimular pero
ellos siguen diciendo que en cada ahí falta algo. Te fuiste pareciendo cada vez
más a una tela de lunares a la española y flotás sobre el tronco donde anida la
belleza.
Había un cuerpo que a veces era el tuyo otras era el
mío, otras no sabíamos dónde estaba la puntual diferencia y seguíamos siendo
dos pero de un modo mas bien rarísimo. Un modo de felicidad paradójica porque
era compartida o era solitaria a dúo, se armonizan las formas de la felicidad
ciertas veces y no es tan grave que divagues por tus rincones mientras yo lo
hago por los míos, ¿eso significa juntos o separados o separados pero juntos?,
creo que esta parte sigue estando hoy en entredicho como hace siglos como ayer.
Hambre loca de aceptar que tus defectos no eran tales sino simples pasadizos
hasta la casilla siguiente, hasta que se traviese otro país en tu cabeza y quieras irte
a conocer cómo cocinan la comida de Oriente en esa otra nación tan de Occidente
pero con ganas de hacerse la China hasta la uñas.
Una vez perdí la noción del tiempo, fue cuando vos la
perdiste y nos encontramos en el cielo, ¿se puede seguir diciendo cielo a secas
sin actualizar las palabras? es que el cielo ha cambiado tanto decías. Tanto
espacio aéreo para continuar con eso de marcar las fronteras así en la tierra
como en el cielo, el cielo que compartimos y el que vimos solos cada uno por su
lado. En este mismo momento no hay cielo en Italia ni en dos países de esos
emergentes que por ahora ni siquiera tienen cielo propio y tampoco pasa nada.
Pasarán las horas que teníamos acunadas entre las manos, pasarán los domingos y
el sueño se volverá a brotar dentro de otro y otro y otro, eso se parece tanto
a la vida. A lo mejor la vida sigue teniendo sentido en estos días, decir la
palabra vida decías, sin que le cuelgue una ristra de antropomorfismo y otras hojas
de hierbas. Eso se parece tanto a querer y no poder con las cosas pequeñas las grandes
las que habría que haber dicho y no dijimos. Se parece tanto también a todo lo que
sí nos dijimos.
En la hora del silencio, la que siempre llega, seguiré
escuchando la otra forma de tus palabras. Así fue como de raro no quedó casi
nada, de defectuoso hay que ver que tampoco. Quedó la estela, tu ausencia, la
pasión por robarte los palitos chinos de los restaurantes, el peine de
exposición para peinarte baño a baño y vos sin defectos con un racimo de oídos
todos nuevitos a cada lado del rostro, quedaste únicamente vos todo oído y
peinadito.
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