Si yo estuviera en tu piel. Si pisara
con tus pies el suelo. Si a la mañana con tus ojos pudiera mirar la aurora. Si
creyera en ningún Dios como vos crees. Si avanzara por la oscuridad a tientas. Si
a la hora sin sombra tomara el mismo atajo. Si abriera las puertas esperando
ver lo que ves. Si cortejara la muerte como luce en tus sueños diurnos. Si
callara los gritos. Si me tornasolara de colores ocres la voz. Si al bailar me
enrollara las piernas en tu torbellino. Si la lluvia me calara los huesos. Si
las identidades se me derritieran como helado en tus manos. Si yo tuviera tu
boca tus ojos tu lengua. Si la fealdad y la belleza me hirieran como te
lastiman. Si la maldad me trinara el alma como tus cantos. Si yo fuera vos. Si
te habitara como me habito. Si me extraviara de tu cuerpo como me ausento del
mío. Si dijera yo y fuera en vos el eco. Si al fundirnos nos volviéramos ciegos.
Si al tocarnos no perdiéramos el límite de los cuerpos. Si escribiera los
papeles con tu pudor extremo. Si al crear los sueños rojos también me soñaras.
Si al tocarte los pies sintiera yo las cosquillas. Si la luz de las velas se
apagaran y vieran los ojos el último resplandor en la pared. Si en la pared se
proyectara un trozo de nuestras vidas. Si tuvieras que elegir una página en
blanco. Si el año que se acaba fuera el último para todos los muertos. Si al
volver la mirada solo hubiera un camino que no conduce a ningún sitio. Si las
muertes que nos quedan pendientes se alojaran en la bolsa negra. Si tiráramos
todo lo que nos sobra al precipicio del olvido. Si nos sobrara el tiempo. Si
nos dieran entre todos los menús de cartas internacionales a elegir un
fragmento de vida. Si eligieras un año para compartir el camino. Si pudieras
desangrarte después de hacer algo. Si enfrentaras al espejo con una sola
certeza. Si pisaras el suelo con los pies que yo lo piso. Si miraras el cielo
con mis ojos y vieras lo que miro. Si habitaras el sentimiento que en mí anida.
Si siguieras el movimiento que tiene mi latido cuando te siento cerca. Si
estuvieras dentro de mi piel. Si nos intercambiáramos los ojos, los sentidos,
las manos. Si nos invirtiéramos. Si
dejáramos de lado esas cosas que nos hacen distintos. Si nos fundiéramos al
fuego, si nos derritiéramos y fuéramos líquidos. Si nos volviéramos agua y
estuviéramos cerca. Si perdiéramos los límites. Si un día amáramos al unísono
lo mismo, de la misma manera, a la misma altura del cielo. Si un día eso pasara,
cómo seríamos el regreso. Si desandáramos paso a paso el camino de regreso. Si
volviéramos del otro, de nosotros, de cada uno mismo. Si ya no recordáramos
casi nada, quizás, si todo eso pasara seríamos como niños que un día jugando en
la calle desierta encontraron otro, cualquier otro para acompasar el camino. Si
solo camináramos con acampanados pasos. Si solo se tratara el amor de caminar
por el sendero yo caminaría a tu lado. Si tu lado no fuera con el mío o si
fuera el mismo. Si tus pasos caminaran mis pies sin saberlo. Si caminar durara
unos minutos o un siglo. Si sólo se tratara de compartir el pan y el vino a lo
largo del camino. Si ya no andiviéramos cerca, el camino sería el mismo. Si al
pasear por la mañana hambrienta el aire te golpeara los ojos. Si la lágrima que
corre por tu cara no fuera de pena ni de alegría sino de frío. Si los aullidos
de los perros acosaran tus miedos hasta herirlos. Si las noches solitarias se
abrieran como un pozo en la tiniebla. Si las palabras hueras se preñaran, por
así decirlo. Si en el mar los barcos náufragos conquistaran el fondo como un
espacio y dejaran la superficie sin imperfecciones. Si las danzas surtieran
efecto y a cada paso correspondiera un perdón a dolores viejos. Si las piedras
arrojadas construyeran huecos en lugar de muros por donde pase el viento. Si
las veces que no te he mirado se juntaran todas en un solo libro de miradas
perdidas. Si un alma blanca se tiñera lentamente de un color que mal huele. Si
un sueño creara la realidad de cien personas y les diera vida. Si el alba se
convirtiera en la única hora posible y terminara por penetrar de luz las
sombras del mundo. Si el tiempo se volviera espacio y los lugares acumularan
todos los monumentos en un solo sitio. Si abandonáramos todo. Si las fiebres
acabaran por destruir con sus fauces las memorias. Si las rosas rojas se
cultivaran como revoluciones en los jardines. Si los días de fiestas fueran
todos libertarios y algunas veces libertinos. Si los barrotes no siempre
significaran cautiverios. Si al contrario, nos oprimiéramos unos a otros y
muriéramos sofocados. Si la libertad nos importara poco o nada. Si el
contrabando de órganos acumulara corazones e hígados manchados. Si decir lo
decible alguna vez fuera profano. Si la podredumbre nos ganara la apuesta. Si
nos dejáramos vencer cada, a cada hora incierta. Si el arte se acabara. Si
tuviéramos que preservar a la música de extinguirse como una especie de la
naturaleza. Si el olvido se acunara en el vientre. Si ya no hubiera locos, ni
lunas, ni días sin sentido. Si cada una de las calles no fueran un croquis. Si
el hastío que anuncia la creación no volviera cíclicamente a golpearnos las
piernas. Si estar de rodillas solo fuera por las plegarias o sólo por las
caídas. Si nos derribaran las puertas los hombres tristes que dicen que no a
todo. Si decir que si a todo no costara tan caro como cuesta. Si cortar las
cuerdas de los instrumentos no alterara la armonía de las piezas ya escritas. Si
una sola pieza caída no fuera ya la partida perdida. Si las acciones no
tuvieran consecuencias.
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