Aunque la eternidad es uno de los
nombres de esa trampa humana/ La elevación atraviesa como un rayo y prosterna/ El
árbol muerto tirita de dolor y no sospecha que la savia de la vida lo siga estremeciendo/
Y todo se dilata / Como una llamarada de divinidad sólo que no es más que la
misma humanidad que acontece/ Son las raíces las que crujen porque saben de la
sed más que cualquier rama incinerada por la siesta/ Desde lo abierto algo
emerge silencioso / Encumbra sus filamentos / Hay más allá que el sol, hay
infinito crecimiento/ Hay infinito como palabra y como galaxia/ El árbol lo
presiente desde siempre aunque oculta sus verdades / Cela su saber porque sabe
de lo indecible/ Convierte en invisible el filamento que une raíces a estrellas
fugaces/ Aura que todo impregna y vuelve agua vuelve nube vuelve lluvia que
riega lo muerto/ Es eso humano que descubre su sí mismo en su esplendor lo que
construye al árbol como vivo o muerto/ Es la luz un factor del ojo / Todo lo
que era piedra o tierra encuentra su propio alumbramiento bajo la sombra
verdecida que ahora tiene y guarece su eterna primavera/ Es la luz que lucifica
intermitente / Es sol estrella luna tema poético y burla las mentes/ Es la luz
que arde y extingue la que ríe de la insolencia humana/ Es la luz que brilla/ La
que jala los filamentos de las raíces y liga lo que nunca estuvo atado/ Es luz
que destella y enceguece/ La que reverdece lo seco/ Es la luz del silencio
blanco que todo lo ennoblece/ La que vuelve vivo al árbol muerto e impulsa a la
flor con fragancia luminosa.
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