Antes pensaba en muchas cosas, ahora
pienso en pocas muchas veces. Antes tenía muchas respuestas, ahora tengo pocas
respuestas y pocas preguntas que sirven para la ficción, pero no para la vida.
Antes el mundo era una representación gráfica grande y descalabrada, pero lo
entendía. Ahora entiendo mejor el mundo, pero los modo de pensar en él son los
de antes muy antes. Antes y ahora han desaparecido como metáforas del tiempo y
la continuidad, en la que antes creía muchísimo, ahora me desconcierta. Antes escribía
cosas sueltas que pensaba que un día iba a darte, pero que luego borraba apenas
las terminaba. Ahora escribo a lápiz así las puedo transcribir en el teclado y
si las borro después me puedo arrepentir un rato largo pero las sigo teniendo.
Antes sabía muchísimas cosas que ahora ya no sirven para nada. Ahora, recién
ahora, me doy cuenta que eso es buenísimo que pase, que el vacío es aparente y
que la nada… es un alegato a favor de las traiciones con fecha de vencimiento. Ahora
puedo escribir en un texto, así de pequeñito, la palabra: muchísimo, dos veces
y no me parece que quede tan mal. Antes todo era complicado y ahora es fácil,
pero de una facilidad muy compleja, intrincada y maravillada. Antes creía que
las hojas estaban en blanco antes de…, ahora pienso que las hojas, aunque lo
parezca, nunca están en blanco. Antes las palabras eran y no eran tan
apalabradas. Ahora las palabras se han vuelto indomables, revoltosas y
desobedientes… conversas, se amarran a una punta de un hilo y tiran y tiran
hasta destramar las texturas y dejan la piel sin cobertura, como desnudas.
Antes no sabía que las palabras también tenían vestiduras, ni que a veces se las
sacaban, ni que atravesaran desnudas e impúdicas las calles. ¿Ves porqué
terminaba por borrar los textos que intentaba escribirte?, todos se desviaban
del sentido que intentaba fijarles de antemano. Las palabras se alborotaban en
exceso y se tomaban demasiadas libertades, se apropiaban del texto, se decían a
su manera y no me hacían ni caso. Terminaban por dispersarse, alejarse
demasiado del cauce, se volvían impresentables...
30 de abril 2010.
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