lunes, 26 de diciembre de 2011

Poeta M-30

2-
Hubiera preferido un trazo elemental desangrado de aletas y reivindicaciones estériles, pero ya sabe Mr. H. J., como es ese encanto de la creación, siempre divagante y algo delirante que busca qué sabe qué en quién sabe dónde. No se detiene y si lo hace es para descuajeringarse porque así de corrido no le sale. Debajo arriba y otra vez a comenzar de cero, ¡no! ya no podrá ser nunca más (y aquí nos evitamos la lacrimosa tragedia). Aunque, seguro que Vd. no lo va a creer pero conocí a un señor muy aseñorado que aseguraba haber desocupado un sitio ya usado por otros. Dijo en buen idioma que no se entendía bien, que él con poco poder, tenía un lugar para inaugurar. Las señoras contritas dijeron que no: que eso no podía ya ser nonoonononononon, y él dale que sí, que ese sitio lo tenía ahí, en la mano en el papel, nuevo nunca visto de belleza preñada no destilado aún, pero presto a verter. Crédulo como soy de laberintos y excentricidades diversas, me dí el permiso para creerle al hombre aquél, y desde estonces voy de leer a leer nuevas cosas en la vida de papel.